Caigo por un pozo sin bordes ni fondo, en un frío infernal que me vuelve un muerto en vida, enfriando mis sentidos y corazón. Ya no hay nada por que luchar y si así lo hubiera no tengo de donde sostenerme, solo caigo en la profunda oscuridad.
Ya no veo mis manos, mi pies o cualquier otra parte de mi, ni siquiera el lugar por donde entre a este gran hoyo. Solo oigo el flameo de mi ropa con el viento que la agita cada vez mas fuerte. Creo que si estoy acá es porque allá afuera ya nada interesa, no hay nada que me ate a ese lugar y nada por lo cual deba volver a luchar.
Me entrego a lo que pueda venir y mis músculos se vuelven inservibles a cualquier movimiento. Los latidos de mi corazón se vuelven más lentos y es como si estuviera entrando en un profundo sueño muy placentero del que no quisiera despertar.
Recién en ese estado de ensoñación puedo sentir un poco de claridad y calidez, allí esta todo cuanto en mi vida anhele, todo material y no material. Esta ella invitándome a que me siente a su lado. Es un pequeño paraíso hecho realidad acá en la tierra.
Estiro mi mano para alcanzar la suya pero mas y mas cerca todo comienza a esfumarse y un gran estruendo me hace despertar de nuevo en mi caída. Agitado miro a todos lados sin poder ver nada. A diferencia que ahora escucho a lo lejos una pequeña voz que cada vez se hace mas fuerte. Es ella que me llama. Grita con todas sus fuerzas hasta quedarse sin voz, solo para que la escuche.
Grita mi nombre y me pide que no siga cayendo, llora porque cree que esta todo perdido.
Me detengo en medio del espacio en una gravedad aparente sobre un suelo imaginario para escuchar ese sollozo.
Ahora como si la fuerza de gravedad desistiera de su trabajo y tratara de ayudarme comienzo a elevarme hasta llegar a la superficie.
Ahí esta ella mirándome con sus grandes ojos llenos de lagrimas. Me abraza muy fuerte y me pide que le prometa que nunca me iré así de su lado, que siempre estaré con ella. La tomo en mis brazos bien fuerte y le digo al oído que no se preocupe que todo está bien.
Tranquilo y a salvo descanso sabiendo que el mañana será mejor y que todo ya es como siempre soñé………….
Ya no veo mis manos, mi pies o cualquier otra parte de mi, ni siquiera el lugar por donde entre a este gran hoyo. Solo oigo el flameo de mi ropa con el viento que la agita cada vez mas fuerte. Creo que si estoy acá es porque allá afuera ya nada interesa, no hay nada que me ate a ese lugar y nada por lo cual deba volver a luchar.
Me entrego a lo que pueda venir y mis músculos se vuelven inservibles a cualquier movimiento. Los latidos de mi corazón se vuelven más lentos y es como si estuviera entrando en un profundo sueño muy placentero del que no quisiera despertar.
Recién en ese estado de ensoñación puedo sentir un poco de claridad y calidez, allí esta todo cuanto en mi vida anhele, todo material y no material. Esta ella invitándome a que me siente a su lado. Es un pequeño paraíso hecho realidad acá en la tierra.
Estiro mi mano para alcanzar la suya pero mas y mas cerca todo comienza a esfumarse y un gran estruendo me hace despertar de nuevo en mi caída. Agitado miro a todos lados sin poder ver nada. A diferencia que ahora escucho a lo lejos una pequeña voz que cada vez se hace mas fuerte. Es ella que me llama. Grita con todas sus fuerzas hasta quedarse sin voz, solo para que la escuche.
Grita mi nombre y me pide que no siga cayendo, llora porque cree que esta todo perdido.
Me detengo en medio del espacio en una gravedad aparente sobre un suelo imaginario para escuchar ese sollozo.
Ahora como si la fuerza de gravedad desistiera de su trabajo y tratara de ayudarme comienzo a elevarme hasta llegar a la superficie.
Ahí esta ella mirándome con sus grandes ojos llenos de lagrimas. Me abraza muy fuerte y me pide que le prometa que nunca me iré así de su lado, que siempre estaré con ella. La tomo en mis brazos bien fuerte y le digo al oído que no se preocupe que todo está bien.
Tranquilo y a salvo descanso sabiendo que el mañana será mejor y que todo ya es como siempre soñé………….
